domingo, 7 de noviembre de 2010

Punto y aparte


En un partido chato y que se jugó bajo un intenso calor, el Independiente alternativo de Antonio Mohamed igualó 1-1 ante San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro y ya piensa en la vuelta de los cuartos de final de la Copa Sudamericana. Cristian Tula abrió el marcador para el local y Germán Pacheco, tras una buena acción de Martín Gómez, marcó el tanto de la paridad. Leonel Galeano fue expulsado sobre el cierre.

La jornada dominguera no dejó mucha tela para cortar para Independiente. Con un equipo sin titulares, quienes quedaron guardados de cara al choque ante Tolima, el Rojo tuvo destellos, sobre todo cuando intervino Gómez, y estuvo cerca tanto de ganarlo como de perderlo. Sin hacer mucho ninguno de los dos equipos, el empate fue lo que mejor le cayó al partido. En la primera etapa, San Lorenzo arrancó mejor y estuvo cerca de marcar un par de veces por medio de Gonzalo Rovira, pero el palo primero y la mala puntería después hicieron que la valla de Hilario Navarro se mantuviera invicta. El Rojo pudo también haberse puesto arriba en el marcador, pero al igual que el local falló al momento de la definición: Leandro Gracián estrelló un tiro en el travesaño y Pacheco la tiró muy alto cuando estaba solo en el área.

Ni bien iniciado el complemento, San Lorenzo se puso en ventaja. Centro frontal, rebote en el palo, floja reacción de los hombres de Independiente y Tula, quien estaba solo en el área, la empujó y puso el 1-0 parcial. Pero poco le duró la alegría al Ciclón,ya que el propio Pacheco, luego de una guapeada de Gómez remató cruzado y venció la floja reacción de Pablo Migliore. Iban 9 minutos y el encuentro estaba 1-1.

Después, no hubo mucho más para contar, salvo una atajada de Hilario a un remate de Leandro Romagnoli y un mano a mano del pelado que Migliore resolvió bien y Sergio Pezzotta (bien) no cobró penal. El resto, casi descartable, con un San Lorenzo abúlico de fútbol y un Independiente cansado y pensando en Tolima. Fue empate y estuvo bien.

"La rivalidad es de toda la vida"

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Mohamed, Quemero de ley, dice que el clásico sería más especial si hoy fuera el técnico de Huracán, pero que quiere “ganarlo a morir”.
La mano derecha la tiene a la altura del corazón. A la altura del corazón la remera de entrenamiento que lleva Antonio Mohamed tiene el escudo de Independiente y, mientras charla con Olé , lo acaricia, lo acaricia y lo acaricia... “Está lindo, viste”, explica por qué sus dedos no paran de mimar el estandarte rojo estridente. Pero si uno observa más allá de ese movimiento, y tiene en cuenta la coyuntura del clásico de hoy, se podría llegar a inferir que el Turco adopta esa actitud porque para él hablar de San Lorenzo se transforma en tal herejía que necesita sentir el latir de su Globo bombear pura sangre quemera. Y, es más, se niega bastante a explayarse sobre el tema, le cambia la cara...
-¿Qué sentís cuando entrás a la cancha de San Lorenzo? -Si lo hiciera como técnico de Huracán, sí sería otra cosa. Pero acá, en Independiente, lo tomo como un partido más. Quiero ganarle a morir, pero nada especial. Tenemos que llevarnos algo de esa cancha. Son tres puntos más, es un partido más y tenemos que ganar.
Es cierto que, al compás del floclore futbolero, esta tarde (casi mediodía) al Turco no lo recibirán con flores en el Nuevo Gasómetro. Le van a hacer sentir el rigor de ser un hijo de Huracán, y encima de haber hecho ascender al Globo bajo su conducción técnica. “No creo que haya una bronca...”, suelta Mohamed y amplía sus conceptos: “La rivalidad es de toda la vida, y va a ser siempre igual porque es muy importante. Aparte uno necesita tener rivales, pero hay que tener en claro que una cosa es rival y otra enemigo. Somos rivales del barrio, porque uno defiende una cosa y el otro, otra; nada más”.
Mohamed busca ponerle frialdad a algo que arde dentro suyo, y sueña con sacar toda esa rivalidad de la que habla una vez que termine el clásico: obvio con un triunfo para llevarse a Avellaneda. Pero, claro, no come vidrio el Turco. No puede usar los mismos nombres con los que ha logrado trepar en la Sudamericana, ganarle el derby a Racing y empatar con Boca. Va con un equipo muletto y enfrente tiene al Falcon de Ramón, a gas, pero Falcon al fin: “En el torneo no tenemos ni las ruedas todavía. Este es un equipo nuevo, no está trabajado. Lo que pase mañana (por hoy) es una incógnita. Dependemos mucho de las individualidades”.
Este será el clásico de Mohamed. Los jugadores tuvieron el suyo cuando enfrentaron a Racing; él no ¿Por qué? “Todavía no me siento en casa. Estoy en la etapa de conocimiento. Sé que me voy a ir acomodando. Es lo mismo que con una pareja. Todavía me siento un extraño. Estoy bien con los jugadores, lo disfruto mucho, eh, pero cuando llego al partido siento que sigo en examen todavía”, admite. Hoy rinde uno personal.