martes, 16 de noviembre de 2010

Acá no Liga

http://www.ole.com.ar/independiente/Matheu-figura-presencia-gol_OLEIMA20101115_0050_21.jpg

El Rojo que sorprende en la Copa se manca en el Apertura: Olimpo le birló un triunfo sobre la hora.
Cuando Independiente parecía haber recuperado para el Apertura el aura que lo ilumina en su faz copera, ¡zas!: dormidita y empate agónico.
No hay caso. No hay liga en su cancha. Sí hay Liga, en el horizonte internacional, con ese rival al que el Rojo tratará de someter para así revivir como en aquellos tiempos de sus dichas pasadas. Pero no hay liga en su cancha, en este momento expectante de su temporada futbolera, vivida con la ambivalencia de pelear en semifinales de la Sudamericana con la Liga de Quito, y buscar -hasta ahora vanamente- de salir de las cercanías del sótano en la tabla del Apertura.
Ya le pasó en situaciones dominantes de partidos anteriores en el torneo local, cuando los tres puntos los tenía ahí. Se quedó con poco. Como ayer, con un buen segundo tiempo, que lo reivindicaba de su pobreza anterior, tan marcada, que Navarro tuvo varias tapadas de gol, e incluso el palo devolvió un ataque rival. Hasta se benefició el Rojo con un ataque de Olimpo que tenía tanto de divertimento como de despilfarro, porque Vega prefirió hacer una pirueta más, cuando estaba para el gol en el área chica.
De todas esas vicisitudes había zafado Independiente. Y reconstruyó su imagen en el segundo tiempo, con un gol de jugada iniciada con pelota parada (sexta conquista de ese modo, de los diez, en el ciclo Mohamed). Pero hay inconsistencias en las áreas. A veces, resultan fatales las del fondo, al menos en esa jugada puntual del final que obró como un resucitador del rival.
Porque Olimpo, en gran parte del tiempo inicial, jugó bárbaro, con pelota a ras del piso, desenganches de los volantes, con una búsqueda permanente de la superioridad numérica sobre Baez y Barcia, y con el mérito de encarar por detrás de Vallés y Maxi Velázquez, quienes tardíamente abandonaban su prioritaria posición de volantes para sumarse al fondo con cinco.
A todo esto, en esa etapa, Independiente sólo llegó con la media distancia de Pellerano. El buen manejo de Nico Martínez, quien progresaba bien en yunta con Maxi Velásquez, no tenía respuesta en el medio del área. Por entonces, y en el otro lado, Martín Gómez ganaba espacios pero sin precisión en sus centros.
La trama del juego se de dio vuelta en el tiempo final. Con mayor actividad Independiente, y también una posicional más adelantada, le quitó vuelo y pelota a Olimpo. Gracián, recostado como socio de Gómez por la derecha, colaboró en un mejor aprovechamiento del puntero, quien lastimó con centros al corazón del área, algunos de ellos, zanjados con córners. El segundo que forzó en ese tiempo posibilitó la peinadita de Velázquez y la definición de Matheu.
Todo siguió así, con relumbrones de Nico Martínez, y llegadas al vacío por los costados. Olimpo era otro Olimpo, sin toque, con algunos bochazos. Pero en una de esas, la pegó. Antes, el visitante había jugado un fútbol del salón. Y sobre el final, le atragantó la alegría al Rojo con un pique de Salom.