viernes, 26 de noviembre de 2010

El Diablo mete la Copa

Festeja Independiente en el último clásico. Racing se quedó con las ganas... 
Arde Avellaneda: Independiente puede dejar a Racing sin Libertadores si gana la Sudamericana. La Academia está a un punto de la zona de clasificación, pero el último cupo corre riesgo.
En el debut de Mohamed en el banco, Independiente ganó el clásico frente a Racing, con aquel el cabezazo del pibe Báez. Hay revancha. El papelito "Argentina 5", ese del sorteo de la Libertadores de ayer, tiene como candidatos a los grandes de Avellaneda. La Academia, a un punto de Newell's, sueña. El Rojo, con la final de la Sudamericana y la chance de volver a la Copa, también. Remake de la fecha 10.
Argentinos, por campeón del Clausura, y Estudiantes, puntero en la tabla general, ya tienen reservado su lugar. Godoy Cruz, con diez puntos de ventaja y apenas 12 en juego, ya está sacando el pasaporte. Vélez, 7 unidades arriba y con la chance de ser campeón, difícilmente deje pasar su chance. Queda un lugar y, en la tabla, Newell's (52), Banfield (51) y Racing (51) pelean por quién se lo queda. Surgió un competidor: Independiente puede clasificar directamente a la Libertadores si es campeón de la Sudamericana.
Este cupo adicional se agregó a partir de la edición vigente de la Copa Sudamericana, y sea cual sea el país que obtenga el pasaje le quitará un lugar a su país en la Libertadores. Un castigo para el equipo que se quede afuera, a pesar de una temporada de buen desempeño. Pero el Diablo nunca pensó en la justicia...

El mejor score de Fredes

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Igual que ante Defensor, y asistido por Urrutia, Hernán volvió a hacer el 2-1. Pero esta vez valió mucho más: el pase a la finalísima.
Hermoso revival, Fredes. Una maravilla. Igual que en el partido ante Defensor, que terminó 4-2, Hernán volvió a hacer el 2-1, el tac, tac y a cobrar. Esta vez, claro, el volante de Independiente contó con la complicidad de Urrutia, el jugador de la Liga de Quito que, como si fuera un anticipo navideño, un regalo para nada despreciable, la tocó hacia el medio y no hizo más que asistirlo. Sí, tomá y hacelo, Fredes. Como cuando Bochini asistía a Bertoni. O a Outes. O a Ubaldi. O a Reggiardo. O a todos. Y Fredes lo hizo. La tribuna deliró. Y mucho más todavía cuando el partido terminó e Independiente, con ese score, se aseguró el pase a la final. A la finalísima.
Para Fredes, también, que fue la figura de Independiente no sólo por el gol, que tiró caños, pisadas y pisaditas, significó un agradable baño de afecto con la tribuna roja. Es que el volante tuvo algunos vaivenes en esa relación.
Debutó en Primera, se mostró como un jugador interesante, se lo quisieron llevar de Croacia y el club lo tasó en 10.000.000 de dólares. La operación finalmente no se concretó y, luego, Hernán terminó recalando en el Metallist Kharkiv, de Ucrania. Pero su destino estaba en Avellaneda. Y volvió para no desaprovechar la chance.
Encontró lugar en el equipo por la lesión de Walter Busse. Tuvo partidos muy buenos. E intermitencias. Y el mayor momento de resistencia de parte de los hinchas se dio en el último clásico contra Racing en Avellaneda, cuando no se la dio al Pelado Gómez, que estaba para definirlo, y en la jugada siguiente casi empata la Academia. Pero no bajó los brazos. El Turco Mohamed lo hizo jugar de doble cinco, de enganche, como anoche, y Fredes terminó siendo clave para que el Rojo esté a un paso de escribir otro capítulo glorioso de su historia copera.

Siempre te da Max

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Con dedicatoria a su perrito llamado Max, Facundo Parra ladró y mordió: “Esto es una locura, no puedo creer lo que estoy viviendo”.
Le costó una amarilla su festejo de gol. Pero, se sabe, sarna con gusto no pica. Y, enfocadísimo, Facundo Parra les mostró a todos la camiseta que tenía debajo de la Roja. “Max te amo”, decía la leyenda firmada por Facu, o sea, él mismo. Y entre “Max” y “te amo”, se veía la foto de la cara de un perrito, su perrito. Un tierno, el hombre que le dio a Independiente la primera ventaja de la noche, en lo que representó su segundo gol en el club desde que llegó a comienzos de año (el otro fue a All Boys). “Esto es una locura, una alegría. No puedo creer lo que estoy viviendo”, dijo, eufórico, el ex delantero de Chacarita, quien está a punto de experimentar una final continental justo en el mismo año en el que le tocó vivir, quizás, una de las peores situaciones por las que puede pasar un futbolista: irse al descenso. Es el caso de Parra, con el Funebrero, el 23 de abril pasado.
“Jugamos contra un equipo que es un grande y ganamos el partido jugando muy bien, con ganas y mucha garra. Dejamos todos”, describió el delantero, en lo que fue, prácticamente, una autofoto. Porque la postal del esfuerzo y la entrega de Independiente anoche fue Facundo Parra. Por afuera, por adentro, trabando, arriesgando la pierna. Permitiéndose llegar por el segundo palo para sorprender y meter un cabezazo que dobló al arquero rival, como lo hizo en el gol con el que marcó el 1-0. “Estamos bien”, contó Parra, quien la semana que viene, seguramente, estará en la cancha del Goiás intentando aportar lo suyo para que el Rojo comience este partido de 180 minutos que puede darle un nuevo trofeo internacional 15 años después de haber logrado el último, la Supercopa 95. “El fútbol es impredecible, pero estamos bárbaros. En este equipo hay jugadores de puta madre”, enfatizó Parra, sin ahorrar en adjetivo calificativo para referirse a sus compañeros. “Ojalá le podamos dar a la gente otra Copa. Por ellos pero también por nosotros, por el técnico y por los que ya no están”, explicó Facu, dueño del gol, del festejo, dueño de la emoción que le valió una amarilla. Pero, quién le quita lo ladrado...